Li Tieguai o Li T’eih-kuai (romanizado del chino cantones) es uno de los dioses Chinos conocidos como «los ocho inmortales» y es identificado por ser el más anciano de todos. Al igual que el resto de los ocho inmortales, Li T’eih-kuai accedió a la vida eterna gracias a la practica del taoísmo.
Las leyendas cuentan que Li fue estudiante del maestro Laozi, quien fuera el creador del taoísmo y que por consiguiente, sometió a su alumno Li a varios desafíos mientras este se encontraba recluido en una cueva meditando. Li T’eih-kuai como muestra de devoción religiosa renunció a todas sus bienes materiales y dedicó más de la mitad de su vida a la auto-disciplina de su cuerpo y espíritu.
Representación de Li T’eih-kuai
Se le representa como un anciano cojo de mal aspecto físico, con la cara sucia, la barba desaliñada y el cabello sucio recogido con una banda dorada que representa su inmortalidad. Lleva consigo una muleta de hierro que le sirve de soporte y una calabaza ambos entregados por su maestro Laozi.
Generalmente es considerado como un dios irascible y malhumorado pero en realidad es benévolo con los enfermos, llevándoles sanación a sus enfermedades a través de su calabaza la cual se cree que contiene un elixir mágico capaz de curar todas las enfermedades
Relación con la humanidad
Se sabe que Li T’eih-kuai está fuertemente relacionado a la medicina gracias a los poderes de su calabaza. También se conoce que su muleta es uno de los símbolos que aún se utilizan en la actualidad y generalmente se encuentra en las boticas más tradicionales de la medicina china.
Su figura representativa de mendigo suele asociarse a la lucha de los derechos de los pobres y sus necesidades, así como para dar lecciones a sujetos altivos que señalan y menosprecian a los menos afortunados. La popularidad de Li T’eih-kuai se basó en su actitud de ser parte de los oprimidos aún siendo más poderoso que aquellos que se consideraban los más fuertes.