En primer lugar, el dios jaguar también es conocido como Ek Balam (jaguar negro o estrella negra), este para los mayas tenía relación con la noche y el sol nocturno, debido a que, cuando un astro en su tránsito pasa por la bóveda celeste este atraviesa el inframundo.
Dios jaguar
El dios jaguar fue uno de los símbolos más importantes para la cultura maya debido a que los gobernantes, guerreros y sacerdotes le rendían homenaje a este felino, no solo por ser el depredador más grande de América, sino también por poseer rasgos que lo relacionaban con la naturaleza; además, de que no solo formaba parte del rito de la creación sino también que los reyes y las personas nobles descendían de él.
Símbolo
Para los dioses olmecas, el dios jaguar representó el símbolo principal de su religión, porque es el representante totémico de todos los espíritus de la naturaleza y una de sus expresiones fue la de la mítica raza de los hombres jaguar.
Asimismo, su simbología se relacionaba mucho con la serpiente acuática, ya que esta fue la representante del agua de la tierra, es de allí, que surge la serpiente- jaguar, es decir, que estos dos connotaban la fecundidad y el nacimiento.
Ahora bien, el dios jaguar destacaba por ser un felino hermoso, con diversas características como lo son:
- Gran cabeza.
- Ojos enormes y con un color exuberante.
- Colmillos sumamente pronunciados.
- Labio superior engrosado.
Mito del hombre-jaguar
Según se narra en uno de sus mitos, una mujer mantuvo relaciones con un jaguar y de esta unión nacieron los hombres-jaguares; es por ello que, hoy en día, se piensa que los olmecas descendían de este felino debido a sus características físicas, ya que son típicamente felinos.
Para finalizar, a este dios se le adoraba en templos ceremoniales dedicándoles ofrendas como: figuras antropomorfas, zoomorfas, hachas, collares, etc.